Paulino estaba estresado
y pensó para calmarse
en hacerse un buen asado
y acostarse hasta torrarse
Pero en esto el tarambana
que guisaba en la cocina
fue a asomarse a la ventana
y fijose en la vecina,
que con la ventana abierta,
bellas curvas y sin ropa
se mostraba bien despierta.
Orientaba la corriente
entre sus muslos mojados
y recordaba a la gente
que allí fueron conquistados
Y es que contra la calor
o te bebes un gazpacho
o te tumbas sin rubor
en el sofá del despacho,
pones el ventilador
y piensas en otras cosas
hasta que acabe el horror
Al vecino, las visiones
cortaron el apetito
y bajando sus calzones
empezó a tocarse el pito
pero entonces, diole tos
y mirando de soslayo
pudieron verse los dos
con la presteza del rayo.
Ya no hubieron de mirarse
pues a oscuras al rellano
fueron a refocilarse
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