lunes, 27 de marzo de 2006

LA BUHARDILLA







Aquella pequeña puerta azul era su secreto,
 escondida tras el floreado sofá.
Su sombra y ella se escondían
cerrándose por dentro sigilosamente.

Los tesoros de la buhardilla la esperaban
siempre alumbrados por aquella misteriosa luz
que se filtraba por las tejas de cristal.

Se oía el tren a lo lejos, pasaría en treinta segundos
haciendo temblar las motas de polvo
y las grises telarañas.

Los truenos anunciaban lluvia
y la gata Luna arañaba la puerta nerviosa.
Guardó el tebeo y cogió una ciruela claudia.
Su madre estaría recogiendo la ropa del tendal.

Agarró las viejas tijeras
y comenzó a recortar fotos de las revistas
que metía en una lata de galletas vacía
mientras la música de las gotas contra el rojo tejado
y el olor a tierra mojada llenaban la buhardilla.