Si no fuera el infierno mi morada
antes de ver con ella el paraíso
no podría yo ver lo que diviso
y es que por mi está triste y angustiada.
Y es que este otoño ha vuelto a sentir frío
y a sentir que en sus vasos falta savia
pues ya no la enamoro con mi labia
ni aporto con mi luz, ni me sonrío.
Se fueron ya los trinos y verdores
y se cierne la noche amenazante
hundiéndome en mi ser con más horrores.
Pero aún así, recibo luz de luna,
ninfa con la que sueño como a Dante
y en el infierno anhelo su fortuna.
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