viernes, 26 de septiembre de 2014

Confieso como he vivido



Vine al mundo en un desierto
y de calizas montañas
en las ramblas sólo hay cañas
y piedras en las veredas.

Junto a mi casa la mar,
me hizo sentir marinero
y vez de la tierra el cielo
logró mi alma enamorar.

En vez de tierra, la arena,
en vez de riego, humedad,
hinchado por el salitre
fui viajero a corta edad.

Alejado de mi tierra,
guiado por las estrellas,
recale en ciudades bellas
y hallé paz y alguna guerra

Fui como bajel velero
que el viento cambia de puerto
de alta mar, a mil bahías,
de alguna pena, a alegrías.

Fui un consciente peregrino
migrante vocacional
procurando no hacer mal
y moderado en el tino.

Pero barco que navega
al fin se une a alguna flota
y a su lado una derrota
devolvieronme a mi cuna.

Allí me instalé en el puerto
me solacé con la luna
y viví de madrugada
una existencia lobuna

Soñé con echar raíces
con volverme casi humano
pero este ultimo verano
se han reabierto cicatrices

Volveré a ser el que era
ajeno a todo lugar 
y forastero en mi tierra,
predestinado a vagar.

El mar bravío es mi mundo
mi escenario el firmamento
mi motor se llama viento
y mi destino errabundo.

Tal vez añore raíces,
buen abono y mucha tierra,
pero nací en un desierto
rodeado de seca sierra.

Y si otros calman su sed
viviendo junto a una fuente,
yo feliz lleno mi red
gobernando desde el puente.

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