Dulces ninfas de fluidos tibios empapadas
que vamos cual sátiros a buscar al río
soñando con lograr quizás vuestro amorío,
hacedme prisionero con vuestras miradas.
Dejadme siquiera contemplar los juegos
u oír el murmullo de vuestras líquidas risas
entre los nenúfares, en tardes sin prisas,
y prendan en mi alma como ardientes fuegos.
Pero si a esas ninfas no lograra ver
diosa de la caza, déjame tú al menos
que alcance a encontrarme con una mujer
y pueda entregarme a mi naturaleza
creado tan sólo para dar placer
a aquellas dotadas del dulce belleza.
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