sábado, 21 de septiembre de 2013

El fin del verano



Aún palpita la savia en la madera
del tronco del magnolio tan querido
que está junto a la fuente saltadera
con el que tantas siestas me he dormido.

Aun oigo zumbar a las abejas
robando las fragancias a las flores
y sé que tú mañana ya nos dejas
y habremos de adaptar nuestros amores

Ven esta tarde aquí para la siesta,
déjame disfrutar de tus fragancias,
quiero decirle adiós con una fiesta.

Vamos a revolcarnos en la umbría
a ganarnos la siesta retozando
y cargar la despensa de alegría

Me gusta cuando aprietan los calores
y a ti se te humedecen las axilas,
te desvistes y gozas mis amores
y tus carnes regalan mis pupilas.

Me gusta cuando el gran astro declina
y podemos salir de los arbustos
bañarnos en la alberca o la piscina
y ver correr gotitas por tus bustos

Bajo el nido escondido del jilguero
vamos a retozar sobre la hierba
y te diré al oído que te quiero.

Mañana acaba el verano, amor
y en el jardín, el día es corto
quiero esta tarde yo regar tu flor.



2 comentarios:

  1. Es precioso, Javier. Me recuerda un punto a MIguel Hernández ("las aladas almas de las rosas"). Pero lo que me sorprende mucho es esta recuperación de la rima.. ¿es generalizada en la poesía actual?

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