Esperaba la fría mañana
en la estación del metro
sus manos y sus dedos
y las ganas y las prisas
y las ganas.
Y los besos.
Las imaginadas caricias
los proyectos al completo.
Y la música...
Y en la estación, la despedida
y el fundido abrazo.
Pero no bailaron
no habían bailado.
Gracias, Vicente :-)
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