viernes, 2 de diciembre de 2011
Distancia.
Podría decir que todavía
tiemblo
cuando te pienso
en un día de lluvia
o escucho a Roy Orbison
o leo a Virginia Wolf
y solo es el viento frio
entrando por la ventana
del jardín delantero.
La distancia al mar
evita que las olas
oxiden el candado
donde guardo
mis pecados.
Puedo ser de mármol,
ciega y sorda.
Me enseñaste bien.
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